Tal vez estabas cansada de andar sin rumbo fijo. Silencio. Mortal y etéreo. Después, este descanso obligado, este tránsito a otro estado. Mejor descalza, mejor con los pies alados.
¿A dónde te fuiste? No me dijiste nada y ya ves, lo único que me queda, son tus pasos - o la idea de ellos- atrapados en este par de sandalias, viejas y sucias.
3 comments:
mmmm esas sandalias sí que están viejas!
Quizá esta vez aprendió a volar... y ya no las necesitaba más. Aprender a desprenderse. Genial, saludos.
Mar...Sólo para fines literarios... Jajajajaja!!!
Verde, el desapego es algo que nos deberían enseñar como materia de escuela, no crees? Ella aprendió a volar, sin duda alguna. Un abrazo.
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