Hay cosas que a veces quisiera borrar de la cabeza y del corazón. Lamentablemente no se borran por arte de magia.
El tiempo es duro en eso, pues pasa lento, cuando quiero que sea como estrella fugaz. Y la vida sigue, y los días son los días y las noches igual que siempre, cuando llegas a tu cama, fría o caliente, no importa, y te pones a pensar en qué te sobra o te falta.
Tal vez tuviste un día maravilloso, o uno triste. Sencillamente, fue un día más... O un día menos. Depende. Cada quien se aumenta o se quita días en la vida.
El truco está en reírse de una misma. Reconforta, alimenta... No sé, es como una vitamina. Así que vamos con las carcajadas. Aunque empiecen forzadas, terminan siendo espontáneas...
Salud!
Thoughts, poetry, photos, drawings on feelings, the books I read and time - past and present, mostly. Because I don't know what the future looks like.
2006/07/27
43
Serás alimento de los peces
hasta que queden tus huesos
monumentos de jade
brillando al sol.
Serás agua,
río de plata
con la última promesa
todavía a cuestas.
hasta que queden tus huesos
monumentos de jade
brillando al sol.
Serás agua,
río de plata
con la última promesa
todavía a cuestas.
2006/07/14
Regreso a Comala
Muy breve fue mi retorno a aquel maravilloso libro de Juan Rulfo, Pedro Páramo. Revisando mi biblioteca hace un par de noches, lo encontré y me puse a releer, presa de la necesidad de recordar la historia. Bastaron unas pocas páginas, y otra vez la misma sensación de la primera vez que lo leí hace muchos años atrás. Nuevamente la satisfacción de involucrarme con el autor, con el olor de las páginas, con esa historia maravillosa.
Y el regreso a Comala, me llevó a reflexionar sobre las relecturas. Y creo que definitivamente hay libros a los que uno siempre regresa, sea por el motivo que sea. Lo agradable es revivir esos momentos en los que el autor x llegó a nuestras vidas en el momento x. Y cada acercamiento, según la etapa de vida en la que estemos, es distinto.
Me pasa con Marguerite Duras, con García Márquez, Pizarnik; Benjamín Chávez, Jorge Campero, Olga Orozco. Poesía, novela, cuento a veces. Cada libro baja del estante para descansar entre mis manos, acompañarme y hacerme entender que la palabra es la clave.
Me dí cuenta también que hay bastantes títulos que no he empezado todavía. Entonces, se hace necesario robarle horas a las horas para alcanzar a leer tanto, tanto, tanto...
¿Qué tal un año libre en la vida sólo para leer y ecsribir? Sería fantastic, como dice Joan Manuel Serrat.
2006/07/11
26
Déjame dormir
aún muerta,
sobre las hojas.
Es mi sueño,
es la noche
inundando el espacio.
Inalcanzable es tu memoria
para la sal
en la herida
de tus ojos quemando mi vientre.
Y tu viaje incesante
donde habita
la memoria
de otros cuerpos
de nosotros
añejos ya de miedo.
Un silencio repentino.
Entre estas voces,
lágrimas podridas.
La noche,
los patos,
voz única
que salva.
Muerte
es seguro lo que viene.
He muerto tantas veces
en medio de las madrugadas y tus dientes.
He muerto tantas veces.
2006/07/10
Derrumbe
2006/07/05
Encuentro
Vivo a mil, con mil cosas en la cabeza: el trabajo, la familia; ¿terminaré el libro que estoy leyendo? (no tengo tiempo); el trabajo espiritual, limpiar mis cristales; comprar lo que hace falta en casa; ¿qué pasó con mi romance telefónico de los últimos días?; ¿y los sueños mojados que tuve anoche? (pecaminosos en absoluto, por suerte); ¿qué día me decidiré a darme un día libre? ¿y la creatividad?¿por qué no junto a mis seres queridos en una comunidad y vivimos todos felices?; ¿por qué a ó b?; todavía tengo que adelgazar 3 kilos; quiero viajar; extraño a mi hermana; mi ex se casa el sábado; la ex de un ex se casa el sábado (qué casualidad, y no nos vamos a emborrachar juntos); quiero cerrar círculos; mañana hay un evento; el cliente dijo que no, o dijo que sí; las añoranzas, las melancolías; las letras de canciones dando vueltas en mi mente; lo platónico se volverá o no real; quiero tomar fotos, muchas; ¿cómo me escapo de acá?; o mejor me quedo; me pintaré el pelo de azul, pero no mañana; quiero ir a Hawaii con el dueño de las alas; Cecilia se va en octubre; mis padres están envejeciendo muy rápido...
Y si me pongo a citar las otras cosas que andan rondando la pajarera, me mareo, me desmayo y no podría escribir ni una palabra más, pues mi cerebro explotaría en millones de partículas. Lo bueno es que quedaría el silencio absoluto.
Decido parar un rato la mano. Y me aterriza el encuentro con una maravillosa niña, que revive a esa mi niña interior, que estaba guardada en la caja china, bien arropada, cuidada, protegida. Pero no salía hace tiempo.
La adulta se había impuesto sin casi sentirlo, dejando atrás esas cosas pequeñas de las que nos alegramos los niños: un dulce, un regalo cualquiera, la sonrisa de la madre. Una caricia. Jugar con muñecas, los cuentos de hadas, las travesuras, las preguntas.
Mi niña y yo nos sentamos a comer algo y a conversar. Ojo que ella es de carne y hueso. No dejo de asombrarme cada vez que nos vemos, pues me traslada hasta mi infancia y todo, por un instante que se hace inmenso, se tiñe de muchos colores y se adorna con chispas, picardía, sonrisas y carcajadas.
Entonces, me bajo de mis 1.65 metros. Vuelvo a medir 1.50; tengo el pelo recogido en una cola de caballo, con el flequillo y todo; soy rellena, cachetona y feliz. Me interesan los cuentos de hadas, las muñecas, los juegos con mis amigas. Y estoy llena de preguntas maravillosas, igual que hoy, pero en otro tono.
Esta niña me cuenta de todo. Me da sus impresiones sobre la amistad, la familia, la vida. Me pone ejemplos, me dice cosas importantísimas que no supe leer a su edad. Por ejemplo, que hay preguntas que le puede hacer un ángel a un niño, porque los ángeles no huelen, no tienen cejas, ni ojos y quieren saber lo que se siente cuando se tiene frío, o calor. O qué pasa cuando uno recuerda u olvida algo. O, mejor todavía, que no tiene sentido estar buscando enloquecidas la vida en pareja, que eso llega en su momento.
Me cuenta que toma flores de Bach, para la impaciencia, para el miedo, igual que yo. Cree en la energía, igual que yo.
Le cuento que lo que le pasa con sus amigas, pasa siempre. Nos pasa a todos, y ella se siente contenida; con claridad absoluta reconoce que somos seres humanos y que no podemos etiquetar a nadie, y menos juzgar.
Me saca de la rutina, de los momentos nubosos en los que estaba en este día de julio, triste.
Me devuelve la alegría de saberme niña, de entender que más allá de la mujer está ella, mi niña interior, con su capacidad de dar y recibir; con esa picardía particular, con esa capacidad de arrancar sonrisas son sólo una pregunta o un gesto de complicidad.
Fluye en el aire, mientras conversamos, una luz muy blanca, que nos envuelve y nos empatiza y nos sitúa en una perfecta sincronicidad que me cuesta encontrar con mis pares.
Tengo la enorme bendición de poder verla y escucharla, vivenciarla y aprender más de ella.
Me cuesta describir esto que siento, pues resulta extraño, no me había pasado nunca hasta conocerla.
Somos espejos, una de la otra: ella es yo cuando tenía su edad; y yo soy ella cuando crezca. Yo la miro y recuerdo; ella me mira y proyecta.
Gracias a ese ángel que te puso en mi camino, Camila.
2006/07/02
67
Beber el perfume de tus labios
pequeños, cerrados.
Se huele tu miedo/hielo
me incrustas alfileres en el corazón.
Es gratis el dolor
cuando sé que eres la luna
o tienes alas
y desde mi jardín bizarro
no te alcanzo.
Te digo que te quiero
con mis manos,
mi voz ronca,
mis ojos quemados.
Insisto, amor,
te quiero:
vencido entre mis brazos
ardiendo,
eterno.
Hoy,
simplemente eres
platónico.
Alejandro Jodorowsky (ojo de oro)
Me seduce, me deja muda y de alguna manera me inunda de esas dudas agradables que invitan a continuar y continuar.
Es así la lectura de "La danza de la realidad", del tarotólogo chileno Alejandro Jodorowky. Una autobiografía, donde el autor descubre ante los ojos del lector, esos tránsitos por los que pasó hasta llegar a donde llegó después de años, de entender su vida, su universo, "el" universo. Después de despojarse de las figuras del padre y la madre, de la familia y todo cuanto aprendió en un entorno hostil, lejos de sentirse cómodo, sino atacado por sus seres más cercanos.
Un animal enjaulado, que mutó a pájaro con enormes alas, capaz de abrazar con ellas la desesperación de otros y transformarla, transmutarla y darle un lugar en el imaginario personal, para permitir un paso más ligero hacia el propio norte. El camino se hace desde adentro, es lo que entiendo. No importa qué pasa o qué transcurre, importa moverse desde el corazón. El aterrizaje es más suave.
Solsticio en Tiahuanacu
Un nuevo año. Cinco mil y...para los aymaras. No tengo el dato exacto. Importa y no...
Un frío desesperante al inicio, y después, soltarse, entregarse a la sensación, sin poner resistencia alguna. Dejar que la sangre se congele, sentir pequeñas cristalizaciones en las venas, subiendo y bajando, casi como gotas de lluvia en un parabrisas, en medio de una carretera.
Electricidad. Alojada en la planta de los pies, detenida, conectándome a la tierra en una perfecta comunión, en un lenguaje que se aprecia sólo estando en Tiahuanacu. Nada más. El silencio del cosmos, inundando el aire, en un baile estrafalario, que por instantes arranca lágrimas que regresan a la tierra, y se hacen barro.
Detrás de las ruinas, el sol. Majestuoso, creciendo a cada segundo, inundando el cielo, que deja que la noche se aleje, pero sin penas, con respeto, dando paso al nuevo día, al que indica el nuevo año y por qué no, la nueva vida.
Seescucha un sonido, tal vez la estática. Y con esto regresan memorias, vuelven viejos cuentos y otros nuevos se instalan en cada espacio del cuerpo, para hacerse más tarde historias reales.
Frío que corta, paraliza la respiración por un segundo. El aire se detiene. No hay palabras, sólo devoción.
Termina de nacer el sol, entre las montañas. Calienta alma y cuerpo, razón y sentimiento.
Durante ese segundo, que parece eterno, sólo siento conexión tierra cielo, cielo tierra, dentro de mí, como una cascada de emociones. Otra vez las lágrimas caen, más grandes tal vez, infladas de desapegos.
Se deja todo en ese instante, todo. Y toca ahora llenar esos espacios, con las cosas nuevas. Y eso está pasando justo ahora.
Un frío desesperante al inicio, y después, soltarse, entregarse a la sensación, sin poner resistencia alguna. Dejar que la sangre se congele, sentir pequeñas cristalizaciones en las venas, subiendo y bajando, casi como gotas de lluvia en un parabrisas, en medio de una carretera.
Electricidad. Alojada en la planta de los pies, detenida, conectándome a la tierra en una perfecta comunión, en un lenguaje que se aprecia sólo estando en Tiahuanacu. Nada más. El silencio del cosmos, inundando el aire, en un baile estrafalario, que por instantes arranca lágrimas que regresan a la tierra, y se hacen barro.
Detrás de las ruinas, el sol. Majestuoso, creciendo a cada segundo, inundando el cielo, que deja que la noche se aleje, pero sin penas, con respeto, dando paso al nuevo día, al que indica el nuevo año y por qué no, la nueva vida.
Seescucha un sonido, tal vez la estática. Y con esto regresan memorias, vuelven viejos cuentos y otros nuevos se instalan en cada espacio del cuerpo, para hacerse más tarde historias reales.
Frío que corta, paraliza la respiración por un segundo. El aire se detiene. No hay palabras, sólo devoción.
Termina de nacer el sol, entre las montañas. Calienta alma y cuerpo, razón y sentimiento.
Durante ese segundo, que parece eterno, sólo siento conexión tierra cielo, cielo tierra, dentro de mí, como una cascada de emociones. Otra vez las lágrimas caen, más grandes tal vez, infladas de desapegos.
Se deja todo en ese instante, todo. Y toca ahora llenar esos espacios, con las cosas nuevas. Y eso está pasando justo ahora.
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