2006/06/14

Algunos pensamientos



Hace unos días, alguien oculto en los confines del pasado, regresó para hacerme notar que han pasado 10 años en mi vida.

No me había dado mucha cuenta, tal vez porque pasaron sin sentirlos. Cosa por demás agradable, pues me hace entender, que fueron buenos. Intensos, sí y mucho, pero muy lejos de ser pesados.

Y así va la vida... Pasa. El truco está en crecer, adueñarse de esos momentos sólo nuestros, que tarde o temprano se convierten en un libro, en esa historia de vida, esas páginas que existen para ser revisadas y atesoradas como testimonio vivo de quienes somos.

¿La realidad? No sé si existe o la inventamos. De pronto, la recreamos, con conciencia de otras vidas y otros lugares. Pasamos por muchos sitios antes de pisar este suelo. ¿Y eso es pasado? No lo sé. Tal vez se trata simplemente de información que cargamos con nosotros y se van descubriendo secretos, uno a uno. Esa es la magia.

¿Y el testimonio de la tierra? Miles de cosas... Como el ámbar, que atesora vida, atrapada en sus paredes transparentes.

El amante


Cuando escuché por primera vez algo de "El amante", estaba iniciando un viaje personal, pero esa es otra historia.

Mi amiga Bernarda, había llegado de Santiago, de vacaciones. Y entre las muchas novedades que solía traer con ella, puso este nombre en mis oídos, con una breve reseña. Me dijo que se trataba de una mega película que había visto. "Es fuerte", comentó. Y entendí mejor el comentario cuando la vimos una tarde de esas, en las que no hay nada mejor que estar con una amiga, compartiendo su magia.

La primera imagen que recuerdo de la película, es la de una jovencita, no más de quince años. Llevaba un vestido muy delgado, color malva, un cinturón delgado de cuero, abrazando su cintura. Su rostro, enmarcado en dos trenzas y cubierto del sol con un gran sombrero. La niña tenía una expresión sobrecogedora en la cara, mezcla de madurez y una adolescencia tenaz. Unos labios rojos, carnosos y los ojos grandes.

Luego, recuerdo las diferentes escenas, teñidas siempre de un color antiguo. A la vez (el director fue muy hábil), éstas despertaban los sentidos: olores, sabores. Lo más fuerte de todo, fue descubrir que a medida que transcurría la historia, se me iban moviendo los sentimientos y cada imagen, cada palabra vertida por los personajes, me remitía inevitablemente a lugares míos antes dormidos, que fueron despertando y dando pie a nuevas formas de entender mi realidad y mi vida en ese momento.

El cuadro se completó, cuando fui a Santiago a visitar a Bernarda, y encontré, en una librería, muy escondido en un escaparate, un libro con el mismo título de la película. No dudé ni un segundo y lo compré.

Si la película me había dejado muy impresionada, el libro significó algo todavía más intenso.

Conocer a Marguerite Duras, la autora de la novela que fue llevada a la pantalla grande por Jean-Jacques Annaud, fue una clave importantísima en mi incursión más seria y profunda en la literatura.

Esta mujer, con una historia de vida por demás intensa, ha sabido plasmar en sus libros, parte de su propia vivencia, llegando a veces a lo autobiográfico, en un lenguaje profundo y, para mí, por demás rico.

"El amante" me viene acompañando hace muchos años, creo que diez han transcurrido desde ese día en que empecé a leer el primer párrafo del libro. Y no me canso de regresar a sus páginas y descubrir siempre algo distinto: nuevos códigos, nuevas historias encubiertas en las ya leídas.

Una trama desgarradora, pero optimista al fin. Llena de sentidos y sensaciones. Una mezcla de culturas: la europea y la asiática. Conceptos de vida, de amor y de muerte. Contradicciones, misterios y humanidad.

No digo más, porque sería quitarle el encanto a la historia, que vale la pena conocer. Recomiendo leer el libro primero, y si tienen la suerte de encontrar la película, pues es el complemento para el plato fuerte. Y luego, vale la pena ampliar la historia con "El amante de la China del Norte", una exquisita segunda parte, que aparece para que el lector pueda responder preguntas que quedan dando vueltas en la cabeza tras la lectura de la historia inicial.

De Marguerite Duras hay mucho por decir. Pero eso es parte de otra nota.

Some nonsenses

58.
El último sueño,
un cuervo.

59.
El tiempo fugaz.

Vuelo detrás de tus besos.

En medio,
la noche,
el silbido del ave.

2006/06/13

En el cristal

A una hora del día
crecen alas en mis pies.

De noche regreso,
cansada.

Ya no hay anclas posibles.

Un acqua aura me acompaña
en medio de la soledad
de un espacio inventado,
re-creado/nuevo.

En el cristal se dibuja un fantasma.

Compañero en noches sin luna,
guía mis pasos.

He vuelto a nacer.