Hay una ciega alegría
un hambre de consumir
el aire que se respira,
la boca, el ojo, la mano;
estas pungentes cosquillas
de disfrutarnos enteros
en un solo golpe de risa.
(José Gorostiza)
…para ilustrar ese nosotros, esos momentos breves y largos que nos desnudan un poco cada vez; esos instantes en los que quisiera sumergirme en el abismo de mi memoria, olvidar un segundo quién soy, quiénes somos.
Dejarnos arrastrar por las aguas de un río caudaloso, sólo sintiendo la corriente, la fuerza de cada gota de agua, sin querer llegar a una orilla, con el interminable deseo de hundirme.
Todo esto me provocas, me despiertas, me sugieres, con tus manos que me tocan así como me tocan, cuando mi estómago deja de ser órgano y se hace vértigo para sólo sentirse firme cuando me abrazas.
La falta del otro hace de uno un ser un poco solo y la soledad me lleva a escribir, a contar la soledad, a decir cómo me siento, cómo me haces sentir, cómo se representa tu olor en mi mente, como se convierte en un ladrillo más de mi memoria, de la memoria de tus ojos, tus dedos y tus besos.