2009/08/10

Eres mi tercer amor


-¿Cuál fue el primero? ¿Y el segundo?¿Cuándo? ¿Por qué me asumí como el primero o el único?
Esas sus preguntas, lanzadas así como respuesta a las afirmaciones del otro. "Eres mi tercer amor". Suena a frase hecha, a cliché de esos de chica fresa. Él, intentando salvarse de la mentira; ella, intentando no desfallecer a su nueva realidad. Y tampoco a la mentira. Porque no es cierto todo lo que le dijo esa noche, porque sencillamente nunca dejó de pensar en él ni va a dejar de hacerlo. No le da la gana. Punto.
-Las vidas paralelas no sirven. No funciona esperar nada. Toca conformarse con ser el tercer amor de alguien-, le dijo ella a su sombra. Ésta se quedó en silencio, no le pudo decir nada y tampoco quiso.
La noche otra vez la lleva lejos, la hace caer. Mientras más tropezones en el baile, mejor, más confusión. Escucha ecos solamente, residuos de ese antes acelerado y ecléctico, que los obligaba a compartir la demencia de dos tragos demás, de una vida demás.
Él, en cambio, moja sus ganas en las habituales copas de brandy, intentando olvidarse de ella, la que es tercera. -¿Para qué me olvido de ella si está en un lugar poco favorable, y se va a ir de mi cabeza de todas maneras?- Esa la estúpida pregunta, sin pensar en lo que fue o lo que hubo entre ellos.
-¿Y qué hubo?-, preguntó un payaso adormilado, sentado en la esquina del bar.
-Todo. Y nada-, respondió ella con los ojos aguados y el corazón latiendo fuerte. Luego sonrió y le dijo al payaso: - No importa lo que hubo. Sólo él y yo sabemos al final de cuentas, qué significó cada quien en la vida del otro.
Y ya cuando era casi de día, ella dejó el bar, regresó a su nueva vida, con un resto de recuerdos almacenados y un gran número tres esculpido en el corazón.