2006/11/01

En cuanto a este dia...


Hoy, sin intención poética, he decidido escribir un poco más a cerca de lo real. A veces la poesía se me hace demasiado agotadora, pues demanda una serie de cosas. Y hoy es un día más o un día menos, quién sabe. Me desperté pensando en que es Día de los Muertos. Hace tiempo que no prestaba mucha atención a los feriados, a esas fiestas que nos hacen descansar y a veces olvidamos de qué se tratan. La vida laboral, el estrés, este insoportable frenesí en el que vivimos, dejando que se nos alojen en el cuerpo los ruidos del tráfico (esas insoportables bocinas inútiles); el insoportable sonido del teléfono (línea baja y celular), el rumor de miles de voces, que al final del día se repiten en la mente justo antes de dormir y una ya cree que se está volviendo loca (llegas a escuchar voces) y encima haces un repaso de tus actividades del día siguiente, y claro, tienes pesadillas. Todo eso hace que olvidemos lo esencial, que dejemos de lado ciertas cosas importantes. Y sí, resulta que para mí, hoy Día de los Muertos, es muy especial. Considerando lo anterior, le pedí a mi madre que hiciera pan (unos bizcochos que mejor no describo, porque se me hace agua la boca). A la hora de almuerzo, me puse a buscar las fotos de mis muertos. Encontré casi las de todos, menos la de mi amigo Cala. De todas maneras lo recuerdo mucho hoy, con cariño, y sólo tengo su mejor sonrisa en la memoria. Hice un altar, con pancitos, fruta, dulces, vino, flores. Y por supuesto las fotos de los abuelos muertos (todavía tengo el lujo de tener a la Mama Grande viva), de las tías. Pasó algo en cuanto terminé de hacer los arreglos en mi altar. Tras que me dí la vuelta, una de las copas de vino se había caído y derramado. Me di cuenta entonces, de que nadie podía ser responsable de aquello. Tal vez mis muertos, agradeciendo. Me dio satisfacción, pues de esa manera, se hicieron presentes.
Recé un poco, puse velas y brindé con ellos, por su legado en mi vida, por la enorme alegría de haberlos tenido cerca y hoy, aunque no están en cuerpo, están en alma. Brindé por la vida, hermoso paquete de brillos y sombras. Alcé la copa también por la muerte, tan temida y odiada, pero símbolo de renovación.
Hago votos para que este día de muertos me permita enterrar a otros que aún en vida, ya no están y hay que dejarlos partir con desapego para dar cabida a lo nuevo, a los nuevos, esos que no conozco todavía y seguro me esperan a la vuelta de esta esquina, para acompañarme en nuevas etapas.
Salud!

2 comments:

Unknown said...

a tus vivos y a tu muertos salud!
Mandame tu email...y sigamos tejiendo juntos..

Vania B. said...

Bonito post. Yo, en ese tipo de feriados lo que trato es de contarles a mis hijos como era antes pues las costumbres que tenemos ahora son demasiad diferentes.

Algún feriado de Todos Santos me voy a animar a hacer un altar con t'anta wawas, bizcochos y comidita para mis muertitos.

Saludos desde la ciudad de los anillos.