2006/11/28

Anoche

Te encontré sentado en medio de un sueño. Hablamos como siempre, de todo y nada. Tus ojos clavados en mis labios, que te sonreían sin parar, aun cuando decías tonterías.
Y al final, qué importa si son tonterías o no. Igual te quiero, igual te intuyo, así en medio de una madrugada fatigada, matizada con tus manos y el olor de tu piel.
Desperté pensando en vos. Como hace mucho no lo hacía, porque el tiempo te detuvo en algún rincón de la ciudad, entre tu soberbia y mi miedo.

2006/11/13

Te fuiste

"En medio de una noche extraña, llena de verborragia y lágrimas inentendibles hasta hoy, te fuiste. Me dejaste con el corazón en hielo; con la necesidad de tu abrazo y tu silencio, con ganas de salir corriendo del mundo y ya no regresar.
Tus puertas cerradas, un adiós anticipado en medio de un sueño. Tu silencio, tu encierro. No te alcanzo. La ansiedad se ha quedado instalada en medio del pecho. Ya nada suena igual hoy, ni hay olor, ni está tu voz grave, y tu manera de hablar pausada. Sólo la noche te regresa a mi lado y acompañas la cama fría, esta piedra y me arropas en las madrugadas antes de irte. Ya no regreses, que no consigo esperarte, el tren se alejó conmigo adentro. Más tarde, sacaré tu libro y leeré en voz alta cada fragmento, escuchándote susarrar en mi oído tus chispas de ingenio, tu risa estruendosa, trueno."

2006/11/08

Venas Negras

Un ensayo compartido, un tejido de tus palabras y las mías, un poema a dos manos, un cadáver exquisito, mi miel y tu hiel, un delicioso viaje compartido...

Venas negras, manto sepia,
ojos que en viaje negro muerden la espera.

El tiempo, cruz
tu cuerpo, ausencia,
una voz apenas
en medio del pecho.

El eco rojo de tus yemas,
huesos de arpa tallando venas.
Tu canto que duerme,
el hilo tibio de versos en lengua,
jugando con las sábanas,
jugando en esta ausencia.

En medio de la madrugada,
despiertas, con sed de un muerto.
Se congelan las lágrimas y continúas
tu danza, ritual de espera.

La noche no acaba,
vuela en espiral por este encierro
y te nombro:
Seco,
rojo,
húmedo...

2006/11/01

En cuanto a este dia...


Hoy, sin intención poética, he decidido escribir un poco más a cerca de lo real. A veces la poesía se me hace demasiado agotadora, pues demanda una serie de cosas. Y hoy es un día más o un día menos, quién sabe. Me desperté pensando en que es Día de los Muertos. Hace tiempo que no prestaba mucha atención a los feriados, a esas fiestas que nos hacen descansar y a veces olvidamos de qué se tratan. La vida laboral, el estrés, este insoportable frenesí en el que vivimos, dejando que se nos alojen en el cuerpo los ruidos del tráfico (esas insoportables bocinas inútiles); el insoportable sonido del teléfono (línea baja y celular), el rumor de miles de voces, que al final del día se repiten en la mente justo antes de dormir y una ya cree que se está volviendo loca (llegas a escuchar voces) y encima haces un repaso de tus actividades del día siguiente, y claro, tienes pesadillas. Todo eso hace que olvidemos lo esencial, que dejemos de lado ciertas cosas importantes. Y sí, resulta que para mí, hoy Día de los Muertos, es muy especial. Considerando lo anterior, le pedí a mi madre que hiciera pan (unos bizcochos que mejor no describo, porque se me hace agua la boca). A la hora de almuerzo, me puse a buscar las fotos de mis muertos. Encontré casi las de todos, menos la de mi amigo Cala. De todas maneras lo recuerdo mucho hoy, con cariño, y sólo tengo su mejor sonrisa en la memoria. Hice un altar, con pancitos, fruta, dulces, vino, flores. Y por supuesto las fotos de los abuelos muertos (todavía tengo el lujo de tener a la Mama Grande viva), de las tías. Pasó algo en cuanto terminé de hacer los arreglos en mi altar. Tras que me dí la vuelta, una de las copas de vino se había caído y derramado. Me di cuenta entonces, de que nadie podía ser responsable de aquello. Tal vez mis muertos, agradeciendo. Me dio satisfacción, pues de esa manera, se hicieron presentes.
Recé un poco, puse velas y brindé con ellos, por su legado en mi vida, por la enorme alegría de haberlos tenido cerca y hoy, aunque no están en cuerpo, están en alma. Brindé por la vida, hermoso paquete de brillos y sombras. Alcé la copa también por la muerte, tan temida y odiada, pero símbolo de renovación.
Hago votos para que este día de muertos me permita enterrar a otros que aún en vida, ya no están y hay que dejarlos partir con desapego para dar cabida a lo nuevo, a los nuevos, esos que no conozco todavía y seguro me esperan a la vuelta de esta esquina, para acompañarme en nuevas etapas.
Salud!